Asia Bibi, campesina cristiana paquistaní de 45 años, aguarda en el corredor de la muerte su ejecución en la horca. Su delito, una presunta blasfemia contra el profeta Mahoma que según sus abogados no ha sido demostrada ni investigada, ni antes de su detención ni en el proceso sumarísimo que la sentenció a la pena capital.
Su caso revela la arbitrariedad con que la ley antiblasfemia hostiga a cristianos y a otras minorías religiosas en la República Islámica de Pakistán.
Mientras, la comunidad internacional se moviliza para evitar este drama. El juez le ofreció la libertad a cambio de convertirse al islam. "Prefiero morir cristiana, que salir de prisión siendo musulmana", respondió ella.
Un nuevo caso de fundamentalismo islámico y de discriminación a la minoría cristiana tiene como protagonista a Pakistán. El último caso es el de la cristiana Asia Bibi, condenada a morir en la horca por un supuesto delito de blasfemia contra el profeta Mahoma. Católicos y protestantes, así como organizaciones de derechos humanos y varias ONG, se están movilizando para evitar que se lleve a término la condena.
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