Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo.
¡Cuán grandes son sus señales, y cuán potentes sus maravillas! Su reino, reino sempiterno, y su señorío de generación en generación. (Daniel 4.2-3)
Compartimos, amigos de sanidad y libertad, este testimonio con todos vosotros para la gloria y honra de Dios. Son muchos los milagros que Dios podría realizar si los que afirmamos que confiamos en Dios lo ratificáramos con ayuno y oración.
Como Dios siempre cumple sus promesas, en su Palabra podemos leer que la oración de fe sanará al enfermo; que la sabiduría y los conocimientos del médico son dados por Dios y que los enfermos en quienes se impongan las manos en el nombre del Padre, del Hijo y el Espíritu Santo serán sanados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario