viernes, 21 de mayo de 2010

¿A quien enviaré, y quien ira por nosotros?

A TODOS CRISTIANOS LLAMADOS AL EJERCICIO DEL MINISTERIO DE ASISTENCIA EN HOSPITALES

"El ministerio de la Asistencia Religiosa Evangélica es la práctica del amor por Cristo y por los demás,

Llevamos esperanza a los afligidos, y el consuelo de Dios, una luz, esperanza, consuelo, ayudar al paciente a lidiar con la enfermedad, a realizar el tratamiento médico, y cuando no existe una expectativa de curación, la expectativa es siempre la gracia, la misericordia y el amor de Dios en su búsqueda a través de Cristo que nos da el perdón y la vida abundante y eterna.

La misión de la Asistencia Religiosa Evangélica es el trabajo en el hospital realizado por Pastores y Asistentes Religiosos que llevan el amor, consuelo y esperanza a pacientes, familiares y profesionales de la salud, vivir la fe cristiana, por la reunión espiritual, emocional, social, recreativa y educativa, sin distinción de credo, raza, sexo o clase social, en constante búsqueda de la excelencia en la enseñanza y el ministerio de consuelo y de esperanza eterna.

En muchos casos, la Asistencia Religiosa Evangélica ayuda a prepararse al enfermo y a su familia para afrontar la muerte inminente, dándoles consuelo y esperanza de vida eterna.

La investigación científica confirma el impacto de la fe sobre la salud mental y física de las personas que tienen su fe en Cristo. En estos estudios se desprende que los cristianos tienen en Cristo el seguro perfecto para responder por sus vidas, siendo ayudado y sostenido por El en todo momento.

El doctor Harold Koenig, un psiquiatra, geriatra e investigador en la Universidad de Duke, EE.UU., llega a la conclusión en sus libros, que las personas que tienen fe en Dios, asisten a la iglesia regularmente y cultivar una buena relación con Dios tiene los siguientes resultados:

Una mejor participación en el tratamiento médico, aumento de la disfunción inmune, la presión arterial más estable, tasas más bajas de ataques al corazón, tiempo de recuperación más cortos, menos dolor, menor nivel de estrés, menores tasas de depresión y ansiedad, autoestima más alta, niveles más bajos de ansiedad.

La palabra de Dios tiene el poder de cambiar, transformar y sobre todo le da una esperanza viva al ser humano. Sin duda podemos anunciar el evangelio, a todos los necesitados para que tengan una vida llena de gozo y de alegría en Cristo Jesús.

Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mi.

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