Hace unos días tuvo lugar en el Hospital 12 de octubre una conferencia sobre el Sufrimiento y
En esta conferencia tuve el privilegio de poder conocerle un poco más, y nos compartió a todos la manera de poder aguatar tanta presión. Basándose en el texto de 2 Corintios 4.17-18, nos compartía, la perspectiva de la vida y la dicha eternas son mi fortaleza y consuelo. Lo que el sentido estaba dispuesto a considerar pesado y largo, doloroso y tedioso, la fe lo percibe leve y corto y sólo momentáneo. El peso de todas las aflicciones temporales era leve en sí, mientras la gloria venidera era una sustancia de peso y duración más allá de toda descripción. Hay cosas invisibles y cosas que se ven, y entre ellas hay esta vasta diferencia: las cosas invisibles son eternas, las cosas visibles son temporales o sólo pasajeras.
Nos estaba diciendo que el siempre confío en Dios, en lo eterno en lo que no te falla, que todas sus cargas, aflicciones, dudas las dejo en manos de Dios, diferente hubiera sido si hubiere confiando en las cosas que se ven, quizá me hubieran consolado pero….temporalmente.
Me gozo cuando un cristiano me dice que la palabra de Dios es su guía, que a través de ella funciona día a día que a través de ella encuentra consuelo, animo y dirección para los momentos difíciles, pero mi gozo es completo cuando esta confianza se hace realidad, no hablar por hablar, sino que lo hacemos realidad en nuestra vida.
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